Lucro energético pondría en jaque la paz social

SANTIAGO.- La urgente necesidad de contar con una política nacional de generación de electricidad planteó Patricio Rodrigo, secretario ejecutivo del Comité de Defensa de la Patagonia por “Una Patagonia sin represas”. De otra forma, asegura, la arremetida empresarial, y un eventual beneplácito de los organismos gubernamentales, podría generar un fuerte descontento capaz de amanazar la estabilidad social del país.

Según él, “aunque parezca una perogrullada, a los inversionistas de plantas hidroeléctricas o termoeléctricas no les interesa si el país realmente necesita la energía que ellos van a proveer y menos si esta energía se consume en forma eficiente. Al contrario: en la búsqueda del lucro son capaces de llenarnos de plantas que no necesitamos y estarán felices de que esa energía se derroche porque es la forma más rápida de recuperar la cuantiosa inversión que realizaron”.

Para él, la suspensión del proyecto Barrancones es apenas un intermedio en la larga lucha que las organizaciones ambientalistas deberán seguir dando para defender al territorio nacional de la depredación. Explica que “todos sabemos que existen proyectos para levantar algo así como diez nuevas plantas, entre termoeléctricas e hidroeléctricas, siendo las más conocidas, por su envergadura, Hidroaysén y Castilla”.

Patricio Rodrigo es tajante cuando dice: “Daniel Fernández, vicepresidente ejecutivo de Hidroaysén, hace publicidad engañosa cuando señala que oponerse a la construcción de esta mega represa en la Patagonia es oponerse al progreso y negarse a la energía que el país necesita. Un estudio realizado por la Universidad de Chile, a cargo de todo un experto en el tema, como Roberto Román, demuestra que si el país gastara la energía de la que hoy disponemos en forma eficiente tendríamos asegurado el suministro hasta el año 2025, y que si desarrolláramos las energías renovables obtendríamos una generación de electricidad superior a la que va a proveer Hidroaysén”.

Los inversionistas incurren en publicidad engañosa, según Rodrigo, “cuando afirman que sin el servicio que ellos prestarán la gente corre peligro de quedarse sin el uso de su computador, de su televisor o refrigerador. Eso es una falacia, entre otras cosas porque el consumo doméstico de energía de todo el país alcanza sólo al 17 por ciento. Los grandes consumidores de energía son la minería, con un 35 por ciento; la industria, con un 30 por ciento, y el resto corre por cuenta del consumo comercial, fundamentalmente de los “malls”. Está comprobado que, por ejemplo, el gasto de energía de un mall durante un día equivale al consumo de toda una región como la de Aysén en ese mismo período”.

Rodrigo cree que “esa política nacional de la que yo hablo tiene no sólo que fijar reglas claras que impidan la discrecionalidad que pudimos observar de parte del Presidente Piñera con lo de Barrancones, sino poner el acento en el fomento de las energías renovables, como la solar, la eólica o las hídricas de pasada, en que se aproveche al caudal de un río para que, mediante una caída de agua, se logre el funcionamiento de una turbina que produzca 20 MW, suficientes para abastecer una ciudad o una región”.

Cuando se habla de los grandes costos que implica el desarrollo de dichas energías, Rodrigo responde que “eso no es efectivo. Se nos asusta señalando que una planta solar implica una inversión de entre 6 y 8 millones de dólares para abastecer a un número limitado de clientes, pero es falso. El costo es mucho menor. Por contraste, se evita informar que una hidroeléctrica tiene una vida útil de sólo 50 años, más o menos, porque los sedimentos que se forman en el lago artificial que se ha creado con el tiempo las vuelven inservibles. Es lo que está pasando con Rapel, que está muy cerca de colapsar, porque el nivel de sedimentación de su lago está llegando a niveles críticos”.

Por todas esas razones, Patricio Rodrigo cree que más que nunca se hace necesaria una política nacional energética. Para él, “la gente está tomando conciencia y ya no se deja engañar tan fácilmente con la prédica empresarial. Entiende ya que el señor Daniel Fernández vela por el interés de los inversionistas, pero no se preocupa para nada del alto impacto negativo que tendrá para la región de Aysén y su comunidad la construcción de la planta que allí se planea. Porque sólo por una baja del turismo a esa región se calcula una pérdida de aproximadamente cuatro mil empleos”.

Su última afirmación es tajante y digna de ser considerada: “La paz social no se va a poder mantener en el país en la medida que no haya pronto una política nacional de generación eléctrica clara y coherente, que vele por el cuidado de la naturaleza, el interés del país y de las mayorías por sobre el lucro de los inversionistas, de los grandes grupos económicos. Ya las protestas producidas en todo el país por Barrancones es toda una advertencia. La gente está entendiendo que no es casualidad el que Chile exhiba una de las peores distribuciones del ingreso en el mundo. Y esto no es algo que digo yo, lo dijo el propio senador Francisco Chahuán, al que por ser de Renovación Nacional nadie podría acusar de encarnar una oposición ciega y fanática”.


Fuente: Blog verde