Respecto del debate sobre el desarrollo energético en Chile es fundamental distinguir entre los argumentos ideológicos que se esgrimen, intereses corporativos de por medio, para defender un cierto modelo energético, y los argumentos técnicos que surgen de referentes cuyo ‘interés creado’ es más bien la búsqueda del bien común, y, por lo tanto, de un modelo energético genuinamente sustentable en lo social y ecológico.
Estudios de este último tipo descartan el que Chile esté sufriendo, o pueda sufrir en un futuro cercano, una crisis energética. En primer lugar, sucede algo peculiar con la tasa de crecimiento de la demanda que proyecta la Comisión Nacional de Energía, a la cual hacen eco, aumentándole el volumen, las empresas que comercializan electricidad para obtener espectaculares rentabilidades y utilidades. Según éstos, la tasa de crecimiento de la demanda se sitúa en un 5,14% anual que se proyecta en forma inmutable hacia el futuro. Lo peculiar es que esto no tiene asidero empírico, o al contrario, la evidencia demuestra que ésta es una proyección falsa, cuyo interesado propósito es estimular el negocio energético y crear la sensación térmica de crisis para que el público se resigne a la idea que sólo los mega-proyectos nos van a salvar del eminente apagón. Aún más extraño es saber que el crecimiento de la demanda se proyecta con base en el crecimiento económico ‘deseado’ por el establishment de turno.
Hoy, el Gobierno dice que para salir del subdesarrollo y erradicar la pobreza necesitamos una economía que crezca a un 6% anual, y, suponemos que se pretende que el goteo desde la aguda cúspide de la pirámide socio-económica chilena hacia su amplia base, erradique gradualmente algo de pobreza. La última encuesta Casen demuestra en forma rotunda que este fenómeno ‘hidrológico’ es una falacia. ¿A través de qué ciencia, estudios rigurosos o bola de cristal se llegó a este 6%? Ningún país así llamado ‘desarrollado’ crece a estas tasas; sólo se les exige crecimientos semejantes a países emergentes con economías neo-coloniales sobrecalentadas a punta de explotar recursos naturales y venderle materias primas procesadas en forma primaria a los sobre-desarrollados.
Pareciera que en Chile las autoridades y empresarios no acusan recibo del debate en torno a la necesidad del decrecimiento que se está dando en el mundo, dado que la humanidad, en forma extremadamente desequilibrada en términos de cuotas de consumo, ha sobrepasado con creces la capacidad productiva de la biósfera. Según distintos estudios ya necesitamos entre 1,5 a 3, o más planetas Tierra para satisfacer el voraz apetito del capitalismo corporativo… mientras que paradójicamente la mitad de la humanidad vive en la pobreza y la miseria. El crecimiento económico acelerado ad infinitum en un planeta finito es un despropósito. No es sustentable. Simplemente no es posible.
Por lo tanto, proyectar el crecimiento de la demanda de energía con base en este crecimiento económico ‘deseado’ por las corporaciones es una tautología: Es decir, se crea y proyectan interesadas realidades con base en premisas que no se reflexionan ni se debaten. Concretamente, la realidad energética en Chile nos muestra que entre 2006 y 2007 la demanda cayó de 6,5 a 4,5% a menos de 1,2, el 2008; a menos de 0,2%, el 2009; y a menos de 1,2%, entre 2009 y 2010. Según estos estudios independientes, el año 2010 podría terminar promediando 3%, y situarse, para el 2011, y estabilizarse a futuro, en torno a un 4% anual. Es evidente que estas cifras muestran otra realidad -la real realidad, valga la redundancia- respecto a cómo está parado Chile hoy en términos energéticos. Obviamente las proyecciones que surgen de las cifras reales son muy distintas de las que emanan de las infladas.
A esto hay que agregar la sorprendente cantidad de proyectos de generación aprobados, en estudio, y planteados por diversas empresas, así como el inexplotado potencial de eficiencia y conservación que existe en Chile. Y si las voraces empresas mineras proyectan US$ 55.000 millones en ‘inversiones’ para los próximos años, para cosechar espectaculares ganancias, bueno que se auto-abastezcan con plantas de concentración solar aprovechando el abundante y gratuito recurso que entrega nuestro Inti-Taitachu. Es claro como el agua que tenemos energía y tiempo suficientes para cambiar radicalmente el modelo energético y embarcarnos en la senda ‘renovable’, inteligente, sustentable y equitativa de la generación distribuida a nivel local a muy menor escala.
Por Juan Pablo Orrego Silva
Estudios de este último tipo descartan el que Chile esté sufriendo, o pueda sufrir en un futuro cercano, una crisis energética. En primer lugar, sucede algo peculiar con la tasa de crecimiento de la demanda que proyecta la Comisión Nacional de Energía, a la cual hacen eco, aumentándole el volumen, las empresas que comercializan electricidad para obtener espectaculares rentabilidades y utilidades. Según éstos, la tasa de crecimiento de la demanda se sitúa en un 5,14% anual que se proyecta en forma inmutable hacia el futuro. Lo peculiar es que esto no tiene asidero empírico, o al contrario, la evidencia demuestra que ésta es una proyección falsa, cuyo interesado propósito es estimular el negocio energético y crear la sensación térmica de crisis para que el público se resigne a la idea que sólo los mega-proyectos nos van a salvar del eminente apagón. Aún más extraño es saber que el crecimiento de la demanda se proyecta con base en el crecimiento económico ‘deseado’ por el establishment de turno.
Hoy, el Gobierno dice que para salir del subdesarrollo y erradicar la pobreza necesitamos una economía que crezca a un 6% anual, y, suponemos que se pretende que el goteo desde la aguda cúspide de la pirámide socio-económica chilena hacia su amplia base, erradique gradualmente algo de pobreza. La última encuesta Casen demuestra en forma rotunda que este fenómeno ‘hidrológico’ es una falacia. ¿A través de qué ciencia, estudios rigurosos o bola de cristal se llegó a este 6%? Ningún país así llamado ‘desarrollado’ crece a estas tasas; sólo se les exige crecimientos semejantes a países emergentes con economías neo-coloniales sobrecalentadas a punta de explotar recursos naturales y venderle materias primas procesadas en forma primaria a los sobre-desarrollados.
Pareciera que en Chile las autoridades y empresarios no acusan recibo del debate en torno a la necesidad del decrecimiento que se está dando en el mundo, dado que la humanidad, en forma extremadamente desequilibrada en términos de cuotas de consumo, ha sobrepasado con creces la capacidad productiva de la biósfera. Según distintos estudios ya necesitamos entre 1,5 a 3, o más planetas Tierra para satisfacer el voraz apetito del capitalismo corporativo… mientras que paradójicamente la mitad de la humanidad vive en la pobreza y la miseria. El crecimiento económico acelerado ad infinitum en un planeta finito es un despropósito. No es sustentable. Simplemente no es posible.
Por lo tanto, proyectar el crecimiento de la demanda de energía con base en este crecimiento económico ‘deseado’ por las corporaciones es una tautología: Es decir, se crea y proyectan interesadas realidades con base en premisas que no se reflexionan ni se debaten. Concretamente, la realidad energética en Chile nos muestra que entre 2006 y 2007 la demanda cayó de 6,5 a 4,5% a menos de 1,2, el 2008; a menos de 0,2%, el 2009; y a menos de 1,2%, entre 2009 y 2010. Según estos estudios independientes, el año 2010 podría terminar promediando 3%, y situarse, para el 2011, y estabilizarse a futuro, en torno a un 4% anual. Es evidente que estas cifras muestran otra realidad -la real realidad, valga la redundancia- respecto a cómo está parado Chile hoy en términos energéticos. Obviamente las proyecciones que surgen de las cifras reales son muy distintas de las que emanan de las infladas.
A esto hay que agregar la sorprendente cantidad de proyectos de generación aprobados, en estudio, y planteados por diversas empresas, así como el inexplotado potencial de eficiencia y conservación que existe en Chile. Y si las voraces empresas mineras proyectan US$ 55.000 millones en ‘inversiones’ para los próximos años, para cosechar espectaculares ganancias, bueno que se auto-abastezcan con plantas de concentración solar aprovechando el abundante y gratuito recurso que entrega nuestro Inti-Taitachu. Es claro como el agua que tenemos energía y tiempo suficientes para cambiar radicalmente el modelo energético y embarcarnos en la senda ‘renovable’, inteligente, sustentable y equitativa de la generación distribuida a nivel local a muy menor escala.
Por Juan Pablo Orrego Silva
Me parece muy importante su tema que expone y sería bueno que se diera mas a conocer en documentales con vida vegetal y animal al aire libre como asi mismo con sus explicaciones técnico-científicas en la materia que nos aclara la película en un 97 % y podría ir dejando sin efectolas ambiciones desmedidas y codicia de gobiernos y capitalistas inescrupulosos que todo lo han querido engullir con su política farsante. Lo felicito y me despido, solicitando que me envíe mas temas al respecto.Hugo Carmona Peña- hcarmonap@hotmail.cl
ResponderEliminarSería importante que se publicaran permanentemente documentales enseñando al público lo vital que es cuidar los animales y el medio ambiente, los árboles de todo el mundo y el agua dulce, evitando además el recalentamiento global. Las personas en general desconocen esto y otros prefieren ignorarlo... o lo ven de acuerdo a sus conveniencias económicas y ambición.Sarec Duo.
ResponderEliminarEn Brasil, Guatemala han ndestruido gran cantidad de selva, en el sur de Chile están cortando parte de los bosques de Araucarias y Alerces y esto está contribuyendo al recalentamiento global por que se interrumpe el sistema que produce las lluvias . Sería muy útil que en los cerros y partes vacías se plantaran muchos árboles y de igual manera se hiciera en las ciudades plantando árboles en todas las calles,evitando que aumentara el recalentamiento y todo fuera tornándose en desierto.-
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