martes, 27 de julio de 2010

CARTA AL DIRECTOR

Señor Director,

Es increíble que exista cuestionamiento sobre los proyectos de plantas termoeléctricas a implantarse en nuestro país. Proyectos de estas características no debieran siquiera cuestionarse, pues destruyen el ecosistema particular de las zonas en que se implantan, con altos índices contaminantes y un impacto ambiental que compromete la salud de las personas, con alto riesgo de malformaciones congénitas y enfermedades cancerígenas.
Sin duda este proyecto planteado de esta forma, resulta inaceptable, sobretodo si pensamos que nuestra verdadera riqueza reside en la naturaleza y el medioambiente, basta preguntar a los turistas extranjeros que nos visitan recurrentemente. Lamentablemente, ellos lo saben más que nosotros.
Se ha escuchado hablar de cómo Chile podría alcanzar el desarrollo en ciertas décadas, generando empleos y un sin fin de recursos que ameriten este reconocimiento. Aquella podría ser una meta genuina siempre y cuando no atente a la salud de las personas y a nuestro entorno natural que por sus características resulta significativamente especial.
Quizás existan otras personas que se opongan y podrán exponer sus razones, pero al menos a mí, no me interesa vivir en un país desarrollado en desmedro de su ecosistema, sacrificando la calidad de vida de las personas y el ambiente, convirtiendo al paisaje en un depósito de cenizas.
Es impactante que por la ambición de unos pocos, la población chilena esté corriendo un riesgo de esta envergadura con un proyecto que resulta perjudicial desde prácticamente todas sus aristas. De aceptarse este proyecto aberrante uno podría preguntarse qué sigue; el panorama suena aterrador.

Andrea Recarte R.

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